miércoles, 25 de febrero de 2015

Poema "Sin título"


Dije que jamás me sucedería de nuevo
pero he vuelto a acariciarte lentamente
en sueños.


Porque te quiero
y no entiendo por qué eso está mal.
Soy a prueba de balas
pero tu olor traspasa el cristal.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Día 18 (Parte III). Torrevieja Zombie.

El furgón blindado que conducía Mario​ era de esos que vemos en la puerta de los bancos para tener a buen recaudo nuestro dinero, dinero que antes, los bancos utilizaban para enriquecerse ellos. Era algo increíble que echase de menos algo que había llegado a odiar.

En la cabina del furgón, el asiento del conductor donde iba Mario estaba separado por una malla metálica del asiento del copiloto, donde iba algo que fue lo que me dejó en blanco. Un zombie. Vestido de guarda de seguridad, aún llevaba puesta la gorra y un equipo que se me parecía a los que había visto de antidisturbios por la antigua tele.

Pensé fugazmente en la televisión. No como medio de comunicación, sino como objeto en sí. Y en las pocas formas que me servía ahora para sobrevivir ante tal apocalipsis.

Mario sacó un brazo por la ventanilla con el pulgar alzado, abrió la puerta y se bajó de un salto. Gema​ se acercó lentamente al furgón mientras Claire​ y Asun​ apuntaban a la cabeza del copiloto.

- No disparéis - dije rápidamente -. Hay que sacarlo de ahí antes si vamos a montarnos en esa cosa.

El problema era que varias hordas de zombies se acercaban lentamente pero a paso constante. Se nos acababa el tiempo, y no tenía ni idea de cómo íbamos a apañarnoslas para sacar al zombie sin que se nos abalanzase encima.

Miré a Aris​ que sonreía irónicamente. Me entraron ganas de abofetearle y tirar de él hacia la puerta del copiloto para que se jugase él la vida para abrirla. Pero se me pasaron en seguida. Pensé que aquella actitud de Aris era fruto del estrés de la situación en la que se encontraba. Psicólogos en el futuro estudiarían todos los aspectos psíquicos que estábamos viviendo ahora y se frotarían las manos al encontrar el filón de oro. Si conseguía sobrevivir alguien.

- Yo abro la puerta y corro hacia la puerta - me dijo Javier​ señalando la puerta del centro Cultural -. Y tú le agujereas la cabeza.
- Entrad en el edificio - les dije al resto -. Haremos un descanso ahora.

Mari​, Raúl​, Álex​ y el resto entraron en el edificio como si de un comando organizado se tratase. De nuevo formaron un círculo y desaparecieron por el fondo del edificio, cubriéndose las espaldas los unos a los otros. Sólo nos quedamos Javi y yo.

- Como en los cortos Javi - dije -. A la primera.

Javi se acercó a la puerta, y tomó el asidero. Yo tomé aire y alcé la escopeta. Abrió y salió corriendo rápidamente hacia el edificio. El zombie le siguió, pero sólo durante unos instantes. Cuando se dio cuenta de que Javi corría más que él se dirigió hacia mí. Yo no podía disparar aún. Era posible que algún trozo de zombie, o sangre, saltase dentro del camión aún. No teníamos tiempo para limpiar y descontaminar.

Anduve cinco pasos largos de espaldas y me choqué contra la barandilla. Dejé que se acercase un poco más el zombie y le disparé en el pecho. El zeta cayó al suelo y calló para siempre.

Pero no había acabado ahí la situación tensa. De dentro de edificio oí la voz de una mujer gritar. Desgarrándose la garganta.