viernes, 11 de febrero de 2011

Otra vez...

Otra vez cabalga
el moreno caballo a rayas
sobre la blanca carretera.

Otra vez navega
el negro barco velero
sobre el blanco mar.

Otra vez la palabra amar
escrita con otro color de tinta.

Otra vez mis rimas
describen lo que me haces sentir
y lo que me haces gritar.

Otra vez son mil
los duendes que protejo del acecho.

Otra vez he hecho
que las teclas del piano digan tu nombre
al hacerlas sonar.

Otra vez soñar
se ha convertido en un suplicio
pues he de despertar.

Otra vez desquicio a mis folios
con tanta palabrería
cuando lo único que debería escribir
es que cada día
te quiero más.
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A la mujer del cuadro

Días y días y días


Hay días y días y días
días de penuria, días de alegría
días de guerras frías y de imaginaria paz vencida
por la falsedad de días y días y días.

Días lluviosos, días soleados
días de gente sencilla, días de hombres complicados
hay días y días, pero no hay noches y noches
tras un complicado día llega la luna, cojo el coche… y sueño.

Sueño con un día de ensueño
sueño que no es de día
o que el día fue un sueño.
Sueño que soy dueño de la alegría
y que la comparto día, tras día, tras día.

Hay días y días y días
días en que la inspiración me acompaña
y días en que las musas fueron musa-rañas y no aparecían
aunque me pasase ante el folio todo el día.

Hay días largos, días monótonos,
días repetitivos, días monótonos.
Había días en los que me sentía bravo
y días en los que creía que moría del daño
causado por un dolor macabro
y malvado aislado de mi cuerpo
en mi cerebro cansado.

Había días en los que pensaba que, algún día volaría,
y días en los que no era tan malo
ponerse en mitad del tranvía.

Hay días y días y días,
hay días en los que soy un perro
y hay días en los que soy un gato negro
en mitad de una jauría de rottweiler fieros
hambrientos tras días y días y días.

Hay días para luchar y ganar,
días para ser vencido
y días para mirar a mi interior
y ver que sigo siendo un niño.


lunes, 7 de febrero de 2011

Emborrachaos

Emborrachaos, coño
emborrachaos y vivid del morro de otra persona que lucha por salir del lodo.
Emborrachaos con vuestra propia miseria alcoholizada
y reíos del que no tiene nada y jamás lo tendrá.

Emborrachaos, ocultad la verdad bajo una máscara de ginebra y tónica
mientras que por mi garganta afónica sólo corre la cómica farsa de una saliva estoica.
Sentid la falsa euforia que el whisky os otorga
emborrachaos, coño, es un privilegio que sea legal esta droga.

Emborrachaos, borrad de vuestra memoria
esas sórdidas pesadillas tan reales
y comprad una irreal sensación de victoria
cuando la derrota y la adversidad seguirán siendo vuestros pesares.
Besad la botella de vodka con labios de demonio caído,
y dejaos los cinco sentidos en vaciar hasta su última gota.
Quedaos a solas, con esa moda tan ridícula
yo y mi cuadrícula, y mi antigua sensación de malestar,
asidua y persistente cuando se trata de hablar del mal
seguiremos en contra de vosotros.

Emborrachaos, coño,
emborrachaos y vivid solos sujetando esa botella de formol,
pues no sabéis vivir sin alcohol,
y seguís el son del olor a champán
formando un grotesco show
en el que nadie puede entrar,
y por tanto, nadie puede amar.

Emborrachaos, y dejad de ver el sol.