domingo, 26 de julio de 2015

Hip hop como forma de vida

Escribo esto mientras suena en mis auriculares el tema del 2014 de El Chojin titulado como "El mundo sigue girando". No sé ni cómo comenzar a explicar lo que significa esta canción para mí. Quizá sólo tengas que escuchar la canción para entender lo que sentía y lo que siento ahora, y el por qué escribo este post.

Empiezo.

Recuerdo casi perfectamente el primer momento en que escuché la primera canción de rap en español y realmente me llegó a esa parte del pecho que reservamos para momentos importantes. Tendría doce o trece años, iba en el coche con uno de mis hermanos, y en la radio sonaba una canción que comenzaba así: "El niño quiso conocer y nadie supo responder, el niño no encontró el cariño que él creía merecer. Así comenzó a crecer, y a desobedecer, a aparecer frente su almohada ebrio a cada amanecer. El chico es mediocre al parecer y no destaca, qué hacer si cada vez más a menudo saca sus dientes y ataca. Si ya no es un chico tranquilo, anda demasiado rápido en el filo y pende de un hilo muy fino (...)". No sé si fue la base rítmica, la letra, la estructura, la voz de Nach (Scratch en aquel 2003) o todo el compendio de ello, pero aquella canción me hizo descubrir un mundo de música y artistas que me cambiaron la vida. Nach Scratch fue el primero, por eso hoy le tengo tantísimo cariño a su música, aprendiendo de él, vibrando con sus letras y volando. Tras Chico Problemático encontré, y ni siquiera recuerdo cómo, un cassette del disco Poesía Difusa. Creo que era una grabación a un cassette virgen de algunas de las canciones grabado por mi hermano. Ahí dentro encontré la canción que para mí fue un estallido de sentimientos, de poesía y de letra y perfección: Amor Libre.

Espera un momento, que voy a ponerme la canción de fondo mientras escribo. 

(,,,) Madre mía, la voz de Shuga Wuga me eriza la piel aún.

Esta canción me llegó por la letra. Por las rimas. Yo pensaba, ¿cómo es posible que una persona fuese capaz de rapear algo tan profundo y bonito, y encima, con la dificultad de tener que estar estructurado en una base y rimado de manera excepcional. Cuando conseguí el disco completo (Poesía Difusa 2013) y escuché Palabras, Ser o no ser (con Lírico), Pandora, Desafío, Penélope o Mi propio cielo me explotó el cerebro. Realmente Nach me enseñó lo que nadie más ha visto. Y pude meter mis manos en este universo nuevo para mí.

Con Nach llegó Violadores del Verso y El Chojin. Más letras que me dejaban alucinado. No sólo por la dificultad de crear algo tan bueno, sino por la realidad que desprendían y la cercanía que conseguían. "Fan no, amigo" me enganchó a eso del boli y papel. 

Poco a poco paraban los años e iba entrando en una cultura en la que me encontraba cómodo. Llegaron más grupos, leí historia del hip hop en España, descubrí grupos antiguos (lógicamente me enamoré de CPV), grupos que movían masas (Duo Kie, SFDK, Falsalarma, Xhelazz...). Pasaba mucho tiempo solo escuchando letras que hablaban de todo, sin ningún tipo de censura, exponiendo la realidad que vivía el artista, o simplemente escuchaba lo que el mc quería decir porque sí. Una cultura al fin y al cabo de la que estaba orgulloso y de la que, sobre todo, aprendía. Aprendí del amor con Rapsusklei, aprendí a fluir con Kase-O, aprendí Hardcore con Nerviozzo y Locus (Yeah! pone a prueba mis tímpanos y subwoofers), aprendí a reír con Zatu y su "No eres feo ni ná".

Y bueno... Frank T, 7 notas 7 colores, Los Chikos del Maíz, La Excepción, Mala Rodriguez, Tote King...

Recuerdo especialmente emotivo a Xhellaz. Hubo un momento de especial soledad en mi vida los días que iba a la universidad. Me levantaba todos los días a las 6 de la mañana, para coger un autobús a Murcia, y la mayoría de esos días sonaba en mi MP3 "La soledad comienza". Miraba por la ventana un cielo oscuro y oía las notas de la mú-si-ca, (que estaban en do, puede que en re, no la busques en fa porque está mi alma) mientras el mundo se movía y yo me quedaba quieto mientras palpaba mis barrotes.

Crecí con esta música que, como por arte de magia, sacaba de mi cabeza aquellas voces que oía y las convertía en letras que salían por mis auriculares. No sé si conoces alguna de las canciones que estoy nombrando, pero te prometo que fueron muy importantes para mí. Me metí en algunos problemas y salí de otros, pasé buenos y malos momentos, pero siempre con algo que aprendí gracias al Hip Hop. 

Tengo la necesidad ahora de explicar la diferencia entre Rap y Hip Hop. El rap es la música del Hip Hop. Siendo el Hip hop un movimiento cultural. Así, también incluye el arte, Graffiti; el baile, Breakdance; y el DJ. Así como diferentes manifestaciones artísticas que comparte con otros estilos, como el reggae.

Explico esto porque el rap me hizo entrar en la cultura Hip Hop. Comencé a adorar distintos graffitis, y a aprender el verdadero significado de este movimiento. Para explicar esto te comento que el Hip Hop hizo la Declaración de Paz del Hip Hop, presentada ante la sede de las Naciones Unidas en NY (2001) "para establecer la fundación de la salud, del amor, del conocimiento, de la riqueza, de la paz y de la prosperidad del Hip Hop, otorgándole el reconocimiento de cultura de paz y prosperidad."

No creo que sea necesario decir más acerca de una cultura llena de paz, amor y conocimiento. El verdadero significado del movimiento Hip Hop. Sentimientos de superación y de dar más que recibir nacieron en mí.

Keep it real.

domingo, 19 de julio de 2015

Quiero


Quiero despertar.
Quiero escapar.
Quiero volar tan lejos
que al echar la vista atrás
no sepa volver.

Quiero envejecer feliz y libre.
Quiero amar y ser correspondido.
Quiero esquivar balas de gran calibre
y ser capaz de lo imposible y lo infinito.

Quiero dejar de estar triste
y volver a ser un niño.

Quiero escribir.
Quiero vivir.
Quiero comunicar con mi arte.
Quiero cogerte de la mano.
Quiero acariciarte
y que me acaricies como antaño.

Joder, quiero besarte,
o dejar de amarte
o no sentirme un extraño
cuando en una foto me paro a mirarte.

Quiero besarte
es lo único que quiero
volver a sentir tus labios
que me hacían subir y bajar
al mismo tiempo.

martes, 14 de julio de 2015

Crónica de un joven parado.

¡Ah!, estás fresco y con fuerza. Sales de estudiar con ganas de comerte el mundo. Da igual que hayas salido de una formación profesional o de una carrera universitaria (cosa que por cierto jamás he entendido por qué se llama así, si lo importante no es llegar el primero, como en las carreras de coches). En definitiva sales de muchos años de estudiar y reventarte los codos y el seso en aprender una profesión que, en el mejor de los casos, te apasiona, y en el peor, te ha costado aprender. Lo importante es que tienes unos conocimientos dentro de tu cerebro rebotando de neurona en neurona sin cansancio y con ganas de salir al exterior para ponerse en práctica.

Preparas tu mejor sonrisa, una brillante. Intentas que sea una sonrisa profesional que diga "mírame, contrátame, soy una persona graciosa con ganas de trabajar de la que puedes estar orgulloso". Te pones tus mejores atuendos para salir en la foto que irá sobreimpresa en el Currículum Vitae que has preparado entre nervios y risas. Quizá alguien te ha dado algunos consejos para la creación de tu primer CV, pero tú intentas darle un toque personal para que se fijen en ti. Y sólo en tí.

La primera vez que pisas la calle con tu carpeta azul llena de currículos con tu cara sonriente tanto en el cv como en el rostro está a punto de empezar el verano. ¡BIEN! Más posibilidades de que te contraten. Empiezas a andar con pasos firmes y te recorres las calles yendo primero a aquellos lugares que tienen que ver con lo que has estudiado. 

Pasa el verano. Y no te han llamado para trabajar en ningún sitio. Te han llamado para hacer alguna entrevista de trabajo, pero empiezas a darte cuenta de que cuando la entrevista termina con un "ya te llamaremos" algo ha ido mal. Sigues ilusionado, "sólo es un verano", ya habrá suerte en Septiembre.

Llega Septiembre y Octubre con sus hojas crujientes de árboles por el suelo. Sigues saliendo a la calle con una sonrisa. Nada puede contigo. Tienes ganas de trabajar y toda la fuerza y vitalidad que de una persona joven se espera. Te esfuerzas en encontrar algún sitio nuevo que aún no se te ha ocurrido. Llamas a conocidos que pueden hacerte el favor de mover tu cv por algún lugar nuevo. Viajas a otras ciudades cercanas para volver a patear calles y a sonreír a desconocidos que ya están trabajando mientras dices "me gustaría dejarte mi currículum", "tengo muchas ganas de trabajar, te dejo mi información aquí" o "si necesitáis a alguien, contad conmigo, os dejo mi currículo". 

El otoño se marcha con el calor, y llega el frío. Piensas que en invierno es posible que te llame alguien para cubrir algunas vacaciones. Ya estás buscando trabajo en cualquier sitio, ya te da igual que esté o no relacionado con tus estudios. Te llaman para hacer entrevistas, te vistes de tus mejores galas, dientes para una sonrisa perfecta incluidos. Pero hay algo de los que no te puedes vestir. 

La experiencia.

La inmensa mayoría de los entrevistadores que te han frito a preguntas te hacen la siguiente: "veo que no has trabajado antes, ¿tienes experiencia?". Y tú lo único que puedes contestar es con la verdad, "no", seguido de un "pero tengo muchas ganas de comenzar a trabajar, aprendo rápido y soy muy trabajador", que también es verdad, pero que al añadirlo casi de manera desesperada suena a mentira y hace aguas por todos los poros. Intentas mantener el sudor dentro de la piel mientras sostienes la mirada profesional y metódica que tanto has ensayado con el entrevistador.

Pero siguen sin llamarte para trabajar. Y tú necesitas tu curro.

"Eres aún muy joven", te dices a ti mismo. Alguien te llamará. La dependencia con teléfono móvil empieza a ser importante. Necesitas tenerlo siempre a la vista y con sonido por si cae esa breva y alguien te llamara para un puesto de trabajo. Siempre hay una posibilidad.

A estas alturas estás en el más absoluto aburrimiento. Te das cuenta de que necesitas hacer algo ya cuando te sabes toda la programación de la televisión y la vida de todas los personajes de los reality shows que emiten. Te deprimes pensando que estarías muy bien trabajando y no tragándote esa miseria de televisión que ni siguiera te gusta.

Así que decides poner papeles de por medio que no sean los currículos. Volver a estudiar. Dicen que si no estás trabajando lo mejor es formarte en algo nuevo o aumentar los conocimientos que ya tienes. Así que decides ponerte de nuevo el traje de estudiante y volver a acudir a clase todos los días. Una formación profesional es lo más adecuado, piensas. Es barato (te está haciendo falta ya el dinero y hay que ahorrar incluso en tus estudios) y da una salida profesional muy buena y directa. "¡Vamos a ello! Puedo estudiar y seguir buscando trabajo al mismo tiempo".

El primer día de clase sientes que has dado un pequeño paso hacia abajo en la escalera de la vida, dicho poéticamente. Pero te sientes bien y con ganas de hacer algo. Pones todos tus esfuerzos en la nueva profesión que estás estudiando y, con suerte, descubres que te gusta muchísimo. Haces las prácticas en una empresa colaboradora como si de un trabajo se tratase. Te da fuerzas y te sientes vivo yendo todos los días a "trabajar". "Ojalá me cogieran después de terminar las prácticas".

Pero el curro está muy mal últimamente. Terminas tus estudios con buena o mejor nota. Pero no te llaman de ningún sitio, ni siquiera de tu puesto de prácticas. Sientes falsamente que has perdido un poco el tiempo y te estás haciendo mayor a lo tonto. Te has gastado una fortuna en papel y tinta para los currículos y nada ha servido. Sigues saliendo a la calle a repartir tus datos personales con trabajadores y jefes que no conoces, pero ya cuesta muchísimo más patearse las calles con pasos firmes y con una sonrisa encantadora en la boca. En cambio, arrastras tu cuerpo con la esperanza de que alguien necesite gente como tú para cubrir un puesto vacante. Y te sientes como un conductor que intenta aparcar su coche y da vueltas por todas las calles y manzanas hasta que alguien sale y deja libre su plaza.

Sigue pasando el tiempo.  No sabes cómo conseguir experiencia para trabajar si no te dan trabajo para ganar experiencia. Empiezas a caerte en un pozo laboral en el que rebotan con eco sordo las palabras "experiencia", "demasiado joven", "ya te llamaremos" y "sigue buscando". Te empiezas a preguntar si eres tú el que lo está haciendo mal, si eres tú el problema. Quizá no te llaman porque no eres bueno y no te ven capacitado.

Te cuesta levantarte de la cama. Haces ejercicio para intentar mantenerte en forma. Pero te empieza a dar un poco igual tu imagen en el espejo. Te arreglas para salir a buscar trabajo y que no te vean hecho polvo, claro. Pero cuando llegas a casa... pufff... "no tengo sitio a donde ir, para qué voy a peinarme".

Para colmo, quizá tengas algún amigo que ha tenido suerte y ha encontrado trabajo. "¿Por qué él sí y yo no? ¿Qué tiene él que no tenga yo?" Descubres que tienes envida, pero te alegras por él en el fondo. Ha dejado de ser una de las personas que engrosan el 50% de la tasa de empleo juvenil.

Te llaman de algún sitio para trabajar durante dos días. Te animas y recobras energía perdida. Y renuevas esperanza. Pero son eso. Dos días. Y luego la nada. Y vuelta a empezar. Te preguntas si dos días cuenta como experiencia laboral. Sonríes, porque ya te hace gracia todo. Pero por dentro estás preguntándote si tienes o no que ponerlo en el currículo. "Supongo que cualquier experiencia vale, ¿no?... pero... ¿y si piensan que sólo he estado dos días porque soy mal trabajador?". Te la juegas y al final acabas poniéndolo en el currículo. CV aprendido de memoria hasta la última coma. Cambias la foto, te has hecho un poco más mayor y la nueva foto pareces aún más profesional y maduro. Te cuesta un poco esa sonrisa brillante del principio, pero la sacas. Porque sabes que dentro de ti sigue ese chaval joven con ganas de trabajar y que es un adicto a aprender nuevas cosas.

Sigues estudiando y quizá pasan más años. Tienes una presión en el pecho y una frustración que te pone irritable y contestón. Es posible incluso que pierdas algunos amigos por ello. Te tratas de relajar y darte esperanzas todos los días para levantarte de la cama. Pero "es que han pasado cuatro años desde que empecé a buscar trabajo activamente y aún no he hecho nada relevante". Empiezas a cansarte de sostener una sonrisa a personas que van a cogerte el currículo y van a tirarlo directamente a la basura, a personas que te entrevistan, a personas que son tus jefes por dos o tres días. Empiezas a cansarte de sonreír a la persona que te mira en el espejo.

Pero hay algo que te hace levantarte de la cama todos los días y buscar en tus bajos fondos la vitalidad que necesitas. Quizá sea la familia, los amigos o quizá seas tú mismo. Pero te levantas, imprimes más CV con tu foto tamaño carnet sonriendo. Coges el pomo de la puerta y te dices a ti mismo que hoy será el día en el que te llamarán.

Sabes que tarde o temprano alguien te llamará para trabajar. Que eres buen trabajador, muy bueno en lo que has estudiado, competente y organizado, con ganas de aprender una profesión u oficio nuevo. Y mientras esperas, te sientas en el ordenador, cansado y sudado después de llegar de repartir por enésimo día un A4 impreso por cinco céntimos por toda la ciudad, y empiezas a escribir un blog titulado "Crónica de un joven parado".

domingo, 12 de julio de 2015

Jugando con las palabras I

¿Tú qué querías, más?
Solías reír, dirás.

Jamás sabré qué querías
¿Escribiré sólo alegorías?

                          ... quizás.

domingo, 5 de julio de 2015

Día 20 (EDICIÓN ESPECIAL, Parte IV). Torrevieja Zombie.

Aris conduciendo en mitad de una jauría hambrienta de zetas era algo digno de ver. No tenía ni la piedad ni las ganas de esquivar, y atropellaba cuantas cabezas fueran necesarias. Salimos por la calle Ramón Gallud y la cruzamos hasta Caballero de Rodas, Llegamos esquivando un camión de Correos hasta el Monroe's. Estaba cerrado a cal y canto, rejas rojas abajo como si estuviese cerrado. No podría haber nadie dentro. La tienda de Toner10 había ardido hasta cenizas, y un reguero de sangre conducía a su interior. Nada bueno había dentro.

- Ella no está aquí - dijo Aris.

Me acomodé en uno de los asientos de copiloto y me miré la herida mientras Aris seguía conduciendo a un destino que sólo él conocía. Por suerte para mí, la bala había atravesado el lateral de mi pierna y había salido por el otro lado, y mis conocimientos básicos de enfermería eran suficientes para curar la herida. Tomé algunos antibióticos que aún nos quedaban de la vez que atracamos el hospital Quirón, y respiré un poco más tranquilo.

- ¿A dónde vamos, tío? - preguntó Álex poniéndole una mano en el hombro a Aris -. Tenemos que pensar en cada uno de nuestros movimientos -. La voz sensata y calmada de Álex me tranquilizó aún más. Estaba claro que yo no sabía tratar a Aris, y era él ahora quien lo intentaba.

Raúl miraba por la ventana absorto mientras escuchaba la conversación. Atravesábamos la calle Caballero de Rodas dirección oeste. Pasamos a toda prisa por la iglesia de la Inmaculada, de donde salía una jauría de zetas y el sonido de la campana tañía. Ninguno de nosotros pensamos en aquel momento que quizá era la llamada de auxilio de otros supervivientes. Estábamos demasiado cansados para ello.

Giramos a la izquierda por Patricio Pérez, y llegamos al Paseo Vista Alegre. Estaba especialmente vacío, sólo un par de zombies rezagados recorrían la acera hacia nosotros al oírnos llegar. Aris sorteó como pudo el Parking, y se metió por la calle de la oficina de Turismo de Torrevieja. Paró. Y se bajó del furgón.

Me bajé con él y con Álex. Anduvimos dos metros hasta la barandilla que da vistas al Puerto. Por primera vez alcé la vista al mar. Ni un solo barco en el muelle. Ni un solo barco atado o abandonado. Ni un solo barco que poder utilizar para escapar de la tierra hostil. Comprendí al instante la idea de Aris, pero le había salido el tiro por la culata.

El furgón se abrió desde dentro. Claire y Asun bajaron de un salto y se pusieron a mi lado.

- ¿Cómo va esa pierna? - me preguntó Asun.
- Mejor que nuestras posibilidades - me sinceré.

Aris se derrumbó. Se arrodilló junto a la barandilla, en la misma posición en la que lo había visto por primera vez en aquella tienda de al lado de mi casa. Se cerró en sí mismo.

- ¿Qué hacemos? - dijo Mario. Habían bajado ya todos del furgón.

- Está anocheciendo - dije -. Nos quedamos en el Club Náutico esta noche, y mañana buscamos un barco o un bote, nos moveremos más rápido y mejor.

Aris me miró a los ojos, y pude ver que me lo agradecía con las pupilas.


viernes, 3 de julio de 2015

Boli, papel, infinito


Un boli, un papel y el infinito
y la nada acechante
y ese pájaro cantante
que describe mi oscuridad y mi frío.

Y la eterna sombra de la luna
que oculta girasoles rojos
que siembran zorros y lobos
que cazan sonrisas y aúllan.

Y un cuervo albino se posa
me roba el sucio alma
cose la herida creada
y vuela lejos con capa rota.

Y llega el gato negro
echa sal en la herida
para que cicatrice en carne viva
y sufra como nunca lo he hecho.

Pero mis gritos de dolor físico 
no ahogan los de dentro
porque duele más tu ausencia
que el dolor de mi cuerpo.