jueves, 19 de marzo de 2015

Día 18 (Parte IV). Torrevieja Zombie.

Corrí como si estuviese condenado a ello. Cuando entré por la puerta del centro cultural no vi a nadie. Tan solo una densa capa de polvo manchada con huellas de pisadas que se dirigían a todos los lados. Sin ningún patrón aparente.

La voz de mujer todavía se oía como un eco lejano en el primer piso del edificio. Subí los escalones de dos en dos y tropecé con el último, cayendo a los pies calzados en unas botas militares negras con punta de hierro. Intenté alzar la vista, pero aquel par de botas me lo impidieron poniéndome una suela en la mejilla y aplastándome la cara contra el suelo. Tragué polvo asustado.

- Tenemos que hablar, Adrián - dijo Aris​ haciendo más fuerza en mi cara contra el suelo -. No me gusta cómo está yendo esto - quitó la presión de mi cara, dio una vuelta sobre sí mismo a la pata coja y me propinó un puntapié en el estómago que me hizo vomitar bilis y sangre. Recé para que no me hubiese roto el hígado.

Me levantó agarrándome del cuello y apuntando un revólver contra mi pecho, a la altura del corazón. Me tiró como a un perro en una esquina, junto a Claire​ y Gema​. No veía al resto.

- A ver... ahora mando yo - comenzó un discurso -. Os guste o no, ahora mando yo. Y no os reviento la cabeza contra esa pared porque en el fondo me caéis bien, y aún más en el fondo sé que necesito vuestra ayuda y compañía. Pero al primero que se atreva a joderme - gritó - le rebano la cara y le saco el cerebro por la nariz.

Aquellas palabras, en otro momento, me habrían hecho gracia. Pero su cara era de un loco sin nada que perder y con una posición poderosa.

- Vale Aris, tú mandas - alcé mis manos para que dejase de apuntarnos con el revólver -, ¿pero dónde está el resto?
- Tu hermano ha huido con el resto - dijo, pero noté que mentía.
- De acuerdo Aris, ¿y qué hacemos?

Quizá nunca debí hacer esa pregunta. Aris no tenía ni idea de qué movimiento hacer ahora, y que yo le preguntase por un plan hizo que se lo tomase como una ofensa. Realmente no sé cuántos dientes perdí de aquella patada que me dio en la boca.

- No pienso mover un dedo por ti - dijo Claire mirándome a mí, pero refiriéndose a Aris -. ¿Me has oído?

Aris sólo rió sarcásticamente.

- Pasaremos la noche aquí. Mañana lo veremos todo mejor - concluyó el autoproclamado nuevo jefe.

Yo realmente no quería ser el líder de una banda de supervivientes al apocalipsis, pero desde luego quería menos que un personaje trastornado como Aris me guiase a un futuro incierto.

Me dormí sangrando y pensando en Javier​, Raúl​, Álex​, Mario​, Asun​ y Mari​. ¿Estarían bien?

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