domingo, 3 de mayo de 2015

Carta a mi madre

Querida madre,

Hoy tengo la necesidad de escribirte a ti. Tú que siempre has estado entre las sombras protegiéndome, cuidando de mí hasta convertirme en la persona que soy hoy. Me sentiría satisfecho si me parezco en algo a ti, porque desde muy pequeño supe que yo de mayor quería ser como mi madre. Supe que seguir tus pasos era lo correcto, supe que seguir tu ejemplo me proporcionaría la felicidad y la alegría que todas las personas buscamos.

Tú siempre has querido lo mejor para mí, sin pedir nada a cambio. Tú me enseñaste a gatear, a andar, a hablar, a leer, a escribir y a pensar por mí mismo. Y a amar. Tú me enseñaste un mundo gris y lo pintaste de colores, pero sin caer en mentiras para disfrazarlo. Simplemente me hiciste darme cuenta de las pequeñas cosas que me harían feliz.

Y hoy quiero decirte que lo siento. Siento no ser capaz de decirte te quiero todos los días. Siento no abrazarte y darte los besos que mereces. Porque sólo mereces que te pasen cosas buenas. Porque desde que nací lo has dado todo por mí y por mis hermanos, y no quiero que pienses que no lo sé valorar. Siempre estás presente en mi corazón.

Entiende que jamás te veré vieja, que jamás te vi ni te veré ignorante, que si me pongo nervioso o arrogante es porque estoy acostumbrado a lo instantáneo, y debo aprender a esperar. Perdona mis caras de desesperación y mis nervios, pero has de saber que lo único que quiero es estar contigo y que estés llenas de felicidad como tú haces que yo lo esté. Te quiero como sólo a una madre se puede querer, siento no demostrártelo cada día.

Sólo quería decirte hoy esto: quiero a mi madre, y que tengas presente que en cada situación que se me presenta me pregunto, ¿y esto cómo lo resolvería mi madre? Porque has pasado por mil circunstancias que podrían haberte hecho caer, pero sigues de pie y andando. Porque hemos pasado juntos calamidades y seguimos en pie y corriendo. Por eso quiero ser tan valiente como tú eres, tan fuerte como tú eres, y tan bueno como tú eres.

Tú me enseñaste que caer
sólo me hace más fuerte
y que el ahora es un regalo
y por eso lo llamas presente.
Aprendo cada día contigo
es lo que tienes que saber,
eres la bondad hecha persona
y eso es lo que quiero aprender.
Tú luchaste con gigantes
por mí y mis hermanos
ahora somos nosotros los gigantes
es normal que te protejamos.
Es normal que te queramos
es normal que te cuidemos
no hay como pagar lo que haces,
es así de simple: te queremos.

Te quiero.


Adrián G. Marín

No hay comentarios:

Publicar un comentario