sábado, 2 de mayo de 2015

Día 20 (EDICIÓN ESPECIAL, Parte III). Torrevieja Zombie.

Más ruidos. Todos los puñeteros días oyendo ruidos que te metían las pelotas para dentro. Y no conseguía acostumbrarme a aquellos rugidos de zombies que fueron personas alguna vez. Desde luego, lo que sí estaba empezando a olvidar era la sensación de bienestar.

Los ruidos procedían del hall del Centro Cultural. Salí corriendo hacia arriba temiendo por Claire y Gema. Los demás me siguieron, con Raúl a la cabeza. Subimos el último escalón y vimos cómo Aris salía corriendo hacia la escalera. Los zetas habían conseguido romper la cristalera y habían empezado a entrar por los cristales rotos. Dejando un rastro de sangre a su paso por donde se cortaban con el vidrio.

Subimos todos al primer piso antes de que nos alcanzasen. No lo pensé muy bien, pero Aris seguía mandando, y no sabía en aquel momento cómo iba a reaccionar a que estuviesemos todos de nuevo allí.

- Sois una jodida carga - dijo en cuanto nos vio a todos subir.

Nos apuntó con la pistola y disparó.

Y otra bala se alojó en mi espinilla.

En aquel momento no me asusté. Ni siquiera grité de dolor. Es más, me creí inmortal. Con todo lo que había pasado aún conseguía mantenerme vivo y con cierta seguridad entre cuatro paredes. De vuelta a la cojera, le pedí calma a Aris.

- Aris, nos están siguiendo - dije entre jadeos -. Necesitas nuestra ayuda para salir de aquí, no puedes hacerlo solo.

Parecí convencerle, pero no se prestó a revelar dónde había escondido las armas para defendernos. Se limitó a dar órdenes sin sentido. Fortificamos la escalera tirando mesas y sillas hacia abajo. Eso al menos entretendría a los zetas unos instantes mientras se habrían paso. Después nos dirijimos hacia la vidriera del primer piso. Aris disparó contra ella y estalló en mil pedazos mientras la pateaba. Aris pretendía saltar hacia el camión desde aquella altura.

Y así lo hicimos.

Yo lo habría planteado de otra manera más segura. Pero no iba a enfrentarme a un maníaco que me había pegado un tiro en la pierna.

Antes de saltar hacia el camión, vi que estaba rodeado de zombies que alzaban sus brazos para intentar atrapar a los que ya habían saltado. Javi y yo fuimos los últimos, él se quedó para ayudarme, no estaba sangrando mucho, pero empezaba a dolerme bastante la pierna. Me até una camiseta alrededor de la herida de entrada a modo de torniquete y miré al vacío de nuevo. Lo único que tuve claro en aquel momento es que Aris me quería muerto, pero de alguna manera era incapaz de hacerlo. Quizá aún le quedaba algo de raciocinio dentro. Lleno de esperanzas me lancé contra el camión.

Como es lógico, fallé estrepitosamente.

Caí entre el capó y el parabrisas. Parabrisas que estalló en cuanto choque contra él. Y ahora estaba demasiado cerca de las bocas de los no muertos. Me aparté de ellos a punta pies y entre Álex y Raúl me consiguieron meter en la cabina. Aris miraba sin hacer nada desde el asiento del piloto. Cuando saltó Javi y se metió en la parte de atrás del furgón emprendimos la marcha.

- Aris - dije -. ¿A dónde vamos?
- Vamos a buscar a mi mujer.

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