lunes, 3 de noviembre de 2014

Voluntariado

No es sólo la alegría que se siente
al verlos sonreír sin temor,
también es esa sensación que sientes
cuando te dan las gracias con el corazón.

Ya no hablo solo de sentimientos ni coraje,
que los hay a raudales.
Hablo de crecer, de aprendizaje,
de renacer en nuevos caudales.

Hablo de sonrisas puras,
de noches en vela en madrugadas,
de equipos cojonudos
que no son monitores... son ángeles de la guarda.

Hablo de esa energía que se genera en las entrañas
cada vez que alguien te agradece tu apoyo con la mirada.
Hablo del cansancio que se evapora
cuando una vocecilla te pide su ayuda ahora.

Unos piensan que es un trabajo muy duro,
Pero qué vamos a ser su última esperanza
Algo que he aprendido con ellos seguro:
Pues es a luchar para que haya más semejanzas.
Soy una persona nueva, como ellos un luchador
Ahora soy yo el usuario y ellos mi monitor.

Ay… qué haría yo ahora sin UPAPSA
qué haría sin haber conocido a Marta
o a Alba, o a Isabel o a Marina,
o a Ángela, o a Antonio, o a Estefanía.

Qué haría

Qué haría yo en mi ignorancia
sin darle ninguna importancia
a cada detalle, a cada momento, a cada instancia
que por suerte he aprendido en mi estancia.

Qué haría

Una vez alguien me dijo a deshoras
que me engancharía a esto como a una droga,
que me cambiaría la forma de pensar y vivir,
y que “nunca pierda mi espíritu, porfa plis”.

Así lo dijo ella y así lo haré.
Sé que no soy nadie para decirlo
pero he aprendido a vivir sin adjetivos.



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