miércoles, 15 de octubre de 2014

Día 14. Torrevieja Zombie.

Me dejaron tirado durante un día entero en el suelo tras apalearme. No sacaron ninguna información de mí porque no había nada que sacar. Se llevaron a todos los demás de la habitación, apagaron las luces y me abandonaron en las sombras. El día anterior lo había pasado viajando entre los brazos de Morfeo y la vigilia, pero esa mañana entraba una luz por debajo de la puerta por donde todos se fueron que no me permitía quedarme inconsciente. Veía sombras danzando de un lado para otro. Y yo cada vez más nervioso.
El mismo tipo que me apaleó la última vez entró y se puso a mi lado, dándome los buenos días con una patada en el estómago.
- Última oportunidad, cabezahueca - sacó su pistola, armartilló y me la puso en la sien agachándose -. O me dices dónde cojones está el oro o te pego un tiro aquí mismo. Elige.
- Vale, vale... os lo diré.
Jugué mi última carta.
- Ahora empezamos a entendernos, amiguito - sonrió el tipo.
- Pero tengo una condición - probé -. Mis amigos... sueltalos
Suponía que se iba a reír de mí en mi cara, pero nunca podría haber imaginado que lo haría a carcajada limpia y rompiéndome un par de dientes de la patada que soltó en mi cara.
- Mira cabezón - continuó -. Tú llévanos al oro y ya decidiremos qué haremos con vosotros.
- Quiero ver a Javier, tengo que hablar con él sobre... el oro.
No sé qué pensó aquel matón, pero me concedió mi deseo. Salió un momento de la habitación y trajo consigo a Javi maniatado y con cinta americana tapándole la boca. El matón me sentó de nuevo en una silla y pude corroborar que efectivamente me dolía todo el cuerpo. Sangraba por el hombro derecho del disparo, por la boca de los dientes rotos... si salía de esa no acabaría muy bien para sobrevivir en aquellas condiciones.
A Javi le quitaron la cinta de tirón, pero no se inmutó. El matón salió por la puerta dejándonos solos.
- Tío, ¿estás bien? - se preocupó Javi -. No pude hacer nada, eran tres y con pipas.
- Tenemos que llevarles al oro, Javi - dije tosiendo sangre haciendo caso omiso.
- ¿Qué oro?
- ¿Por qué cojones crees que te he hecho llamar? Tenemos que inventarnos algo, distraerlos para escapar o quitarles las armas.
- No se me ocurre nada
- Piensa algo Javi - supliqué -. Me van a terminar matando
Estuvimos media hora callados mirándonos el uno al otro hasta que entró el mismo matón de antes acompañado de Claire. Le apuntaba a la cabeza con la pistola.
- ¿Nos vamos ya o queréis más tiempo?
- Nos vamos - dije.
Con un dolor insoportable me pusieron de pie y anduvimos hasta la puerta de la oficina de la Policía Local. Fuera estaba todo despejado de no muertos. En realidad no, como dos docenas estaban acumulados en una pila con un tiro en la cabeza, pero yo no me di cuenta. Me llevaron a la parte de atrás de un furgón blindado y me tiraron a los pies de todos.GemaAsun, Claire, Javier y Mari estaban bien. Amordazados, pero vivos al fin y al cabo, y eso me tranquilizó.
- Tú dirás, cabezahueca - me gritó el matón desde la ventanilla que unía la cabina con la parte de atrás -. Hacia dónde tiro.
- Hacia el centro - contesté soportando el dolor -. Vamos al ayuntamiento.

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