miércoles, 15 de octubre de 2014

Día 4. Torrevieja Zombie.

En contra de lo que pueda parecer, pasamos una noche tranquila. Javier y yo hicimos guardia por turnos vigilando si venían por todos los flancos. El que no dormía se quedaba a los mandos del volante y sólo tenía que salir rodando si había peligro. Pero no fue así. Hice el primer turno y dormí alrededor de cuatro horas.
Una vez despiertos cogimos la calle Delfines Viudes hasta el molino. En el chiringuito del parque vimos un par de zetas aporreando la caseta de madera. En aquel momento ni se me ocurrió pensarlo, pero ahora tengo mis dudas sobre si había o no alguien ahí dentro, y si pudimos o no hacer algo.
Por desgracia para nosotros, más allá del molino no podíamos pasar con el camión, ni con ningún otro coche realmente. Las calles estaban cortadas por coches abandonados y siniestrados. Cambiamos de plan y giramos a la izquierda hasta la avenida Cortes Valencianes esquivando coches, motos y algún que otro no muerto. Nunca me había sentido tan solo en la ciudad. Un silencio sepulcral se apoderaba del asfalto, y sólo el sonido del motor diesel del camión lo rompía con eco y oscuridad.
Paramos en la BP para llenar de gasolina el tanque del camión. Y jugamos a piedra, papel o tijera quien bajaba.
Perdí...

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