martes, 28 de octubre de 2014

Día 16 (Parte III). Torrevieja Zombie.

Me acerqué a la herida. Rápidamente temí lo peor. Le han mordido, ahora tenemos que matarlo, pensé.
- Javi - le grité a Javier aunque estaba a mi lado -. Tráeme la caja que pone botiquín que está encima de mi cama.
En cuanto oyeron el grito Claire y Asun aparecieron por la puerta. Vieron la herida y lógicamente pensaron lo mismo que yo. Habíamos visto tantas películas y leído tantos libros que cuando pasó de verdad nos temíamos lo peor. Una mordida de un zeta te convertía en uno de ellos. Y, efectivamente, así lo habíamos visto durante esta quincena en la que luchábamos por sobrevivir. Cada uno de los no muertos con los que habíamos tenido la desgracia de encontrarnos tenía, de alguna u otra forma, una mordedura muy parecida a aquella. Habían muerto y luego, del alguna forma que aún no conocíamos, volvían a ponerse en pie con más hambre que nunca.
Claire no se lo pensó tanto como yo. Aprovechando que Raúl estaba dormido le puso la escopeta en la sien y me miró buscando aprobación. Negué rápidamente agitando mi cabeza a un lado y a otro. Aún no.
Javier llegó con el botiquín. Saqué unos guantes de vinilo, recuerdo de mis estudios de Técnico de Laboratorio, y me los puse para inspeccionar la zona del mordisco. Abrí la herida mientras enviaba a Javi a por los antibióticos que en su día robamos del hospital, el mismo día que encontramos a Mari.
- ¡Gema! - grité hasta que apareció por la puerta -. Dile a mi hermanoMario que prepare agua caliente y buscad toallas limpias. O ropa limpia - desapareció por la puerta -. Asun, tú me ayudarás a limpiar la herida. Y Claire, necesitamos agua fisiológica.
Mari apareció por la puerta.
- ¿Qué es lo que ocurre?
- Mari... Gerardo... intenta contactar con él. Si ha podido llamar una vez reza todo lo que sepas para que puedas llamarle otra vez. No sé cómo están aguantando las señales telefónicas, pero inténtalo. Ah, y necesito que recuerdes cuándo han podido morder a Raúl. Cuando vinisteis a salvarme estaba bien. ¿O no?
Cada uno tenía una tarea. Yo me dediqué a limpiar la herida mientras Asun me pasaba todo el material que necesitaba.
Pasadas unas horas Raúl despertó.
Yo estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, esperando a que abriese los ojos. Claire estaba a mi lado, y le apuntaba con una escopeta a la cara. Si veía cualquier atisbo de actitud zeta le agujerearía el cerebro de por vida. Mi antiguo profesor de inglés sólo pudo decir una palabra.
- Perro.
Le mordió un maldito perro.
Me levanté para preguntarle si el perro tenía indicios de haberse convertido en un zeta, pero contestó que no, que era un perro normal y corriente.
- No he visto a los zombies atacar a los animales - decía Raúl intentando apartar la vista de la chica que le apuntaba con la escopeta de dos cañones -. Los perros se están quedando sin comida también. Cuando escapaba desde el hospital me topé con uno con mucha hambre e intentó cazarme. Me hizo esto, pero nada más.
No es que no quisiera creerle, pero dada la situación de supervivencia en la que estábamos no dudé en que podía estar mintiendo para salvar su vida durante unos minutos más. Aún a riesgo de ponernos a nosotros en peligro. Es la supervivencia humana.
- Raúl. Entiende lo que vamos a hacer - dije relatando mi plan -. Te quedarás aquí encerrado en esta habitación durante una semana. Haremos turnos para mantenerte vigilado.
- ¡Pero estoy sano!
- No podemos jugárnosla, Raúl.
Salí por la puerta seguido de Claire. Estaba realmente asustado, y no sé por qué yo era el único que parecía asustado en aquella situación. Pero no me gustaba.
- Mario, Asun... - dije cuando nos reunimos todos en el salón -. La cacería tendrá que ser mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario